Tu propia respiración es un punto de atención natural que siempre está contigo. Simplemente sintiendo la respiración tal y como entra y tal y como sale, la mente se vuelve más calmada y tranquila.
El único problema es que siempre hay algo que te distrae – quizás un ruido… o un dolor en la rodilla… pero a menudo el problema no es más que tu propia mente, ¡está tan llena de cosas inútiles! Es tan difícil de controlar como un mono saltando de aquÍ para allá.
Para hacerte amo de tu propia mente, necesitas algunas lecciones, suficiente tiempo y un buen sitio para aprender a practicar.
Con suficiente práctica, la meditación te ayuda a reemplazar los pensamientos y sentimientos negativos con otros positivos. (Ver más en ¿Por qué Meditar?)
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